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16-07-2020

Cómo afecta el confinamiento a los chicos

Los niños, como muchos adultos, llevan confinados mucho tiempo.

Cómo afecta el confinamiento a los chicos

Los chicos tienen, desde siempre, un miedo ancestral a los monstruos.  Mil y una veces los padres les hemos explicado que los monstruos, no existen. Hoy resulta que como humanidad vivimos una situación del todo atípica, histórica, que alteró la rutina laboral, escolar y familiar de todos, manteniéndonos encerrados en nuestras casas debido a la aparición de un virus...lo más parecido a un monstruo que jamás hubiéramos podido imaginar. Es como si se hubiera hecho realidad lo que podrían ver en una película. Pueden preguntarse "si esto ya está pasando, ¿cuántas otras cosas que también ví en las películas o que a mí me dan miedo pueden convertirse en realidad?".

Los más chiquitos todavía no diferencian entre realidad y fantasía, y eso les crea mucha confusión. Su mundo es muy sensible y muy frágil y, si no lo cuidamos, todavía se pueden sentir mucho más expuestos. Lo más importante es que no sufran. Es fundamental informarlos de lo que ha ocurrido de forma breve, afectiva y adecuada a su edad. Les explicaremos que no es un monstruo, como el de sus fantasías, sino algo real, importante y muy serio que nos pide que seamos muy cuidadosos para evitar contagiarnos o contagiar a los demás. Explicarles que en esta situación todos lo pasamos mal de una u otra forma y que todos tenemos temor, pero lo llevamos adelante juntos y lo mejor posible.

La forma en que los adultos gestionemos esta situación le dará a los chicos las herramientas que necesitan para transitarla sin que les deje mayores secuelas. Les explicaremos que no debemos tener miedo, sino tener cuidado.

Estar atentos y prestar atención. Con nuestro ejemplo aprenderán que no es lo mismo pre-ocuparse que ocuparse: qué distinto es exponernos constantemente a noticias trágicas dando lugar a cuanta noticia aparezca aumentando la sensación de angustia y desazón, que afrontar esta nueva situación con una actitud de resguardo mental y cuidado físico, priorizando los momentos gratos y de calidad compartidos en familia, no exponiendo a los chicos a nuestra propia tensión o angustia ante los diferentes cambios que vamos viviendo.

Es casi imposible que no demostremos lo que sentimos, sobre todo si estamos atravesando una situación apremiante en lo laboral o ecónomico. O si nos sentimos presionados por la nueva rutina hogareña: teletrabajo, atención del hogar y cumplimiento con las exigencias curriculares de los colegios. Todo esto provoca mucha tensión y esto también les llega.

Frente a esto, para los chicos será un alivio que podamos explicarles de forma sencilla y clara lo que estamos viviendo, "ponerlo en palabras".

Contarles cómo nos sentimos ayudará a que la situación sea lo menos traumática posible. Es importante tener presente que los chicos todo lo perciben, son como esponjas emocionales. Traducir nuestro estado de ánimo o la nueva situación en palabras traerá calma a lo que ellos están percibiendo y no entienden.

De esta forma podemos ofrecerles seguridad y confianza, se sentirán contenidos y les permitirá transitar esta situación de una forma más llevadera

a la vez que afianzará el vínculo con sus padres o cuidadores.

Expertos se preguntan hoy de qué manera afectará esta pandemia a los chicos. Es difícil saberlo. Pero a partir de las dificultades que los chicos tienen por estar encerrados en casa, sabemos que manifiestan alteraciones emocionales como enojo, irritabilidad, tristeza o ansiedad, conductas desafiantes y alteraciones en el sueño. También pueden tener conductas regresivas como volver a chuparse el dedo, hablar como un bebé o volver a hacerse pis en la cama. Como se encuentran en un ambiente familiar, en donde encuentran stimulación y cariño, se estima que los efectos no serán dramáticos. No obstante, si la situación preocupa a los padres, pueden recurrir a su pediatra de cabecera por orientación.

Los chicos, en general, cuentan con una buena capacidad de adaptación, que puede ser incluso superior a la de los adultos. Sin embargo es necesario estar atentos a pequeños cambios, sobre todo si los vemos más irritables, retadores o con más faltas de respeto. También hay que tener cuidado con los chicos que tienden desarrollar miedos, porque ven que está ocurriendo algo sobre lo que hubiéramos dicho "quedáte tranquilo, no va a pasar nada».

Esta situación nos volvió conscientes de lo frágil que es nuestra realidad y ellos también lo ven. Al momento en que podamos volver a nuestras rutinas, es importante darles un tiempo de adaptación. Si vemos que después de dos semanas no recuperan el ritmo, están preocupados o tienen miedo, será necesario hacer una consulta.

Pediatría Palermo
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