Un espacio creado para acompañarte durante el embarazo, el puerperío y la crianza de tus hijos.
El ingreso de los hijos al jardín genera alegría, expectativa, emoción, pero también dudas y temores. Lo cuidarán bien? Si llora y no saben por qué? Me llamarán si se lastima? Le harán upa? Podrán atender a tantos chicos a la vez? son preguntas inevitables, que pueden ser menos acuciantes si nos tomamos el tiempo para elegir el jardín que más se acerque a nuestro estilo y necesidades y conocer su funcionamiento, para sentirnos tranquilos y confiados de dónde y con quién se quedará nuestro hijo mientras no está con nosotros.
Quienes salen de casa y enfrentan la novedad son los chicos, pero los padres son quienes experimentan mayor ansiedad y temor. Aceptar que pueden ser cuidados y queridos por otros y que no somos tan imprescindibles como pensamos no siempre es fácil. Si para el adulto esto es motivo de angustia, el niño lo percibe por más pequeño que sea, y le resultará muy difícil quedarse en el jardín y disfrutar su tiempo allí. El período de adaptación (gradual, progresivo, con avances y retrocesos) puede durar una semana o un mes, dependerá de cada niño y su familia, porque todos están involucrados.
Hay algunas condiciones básicas que pueden facilitar la adaptación:
• Comunicarles el cambio aunque sean bebés, transmitiendoles confianza además de información.
• No irnos a escondidas ni mentirles.
• Llegar a buscarlos a tiempo para evitarles la angustia de la tardanza. Así haremos del reencuentro un momento placentero y amoroso.
• Comunicarnos con la maestra fluida y diariamente. Atender a sus observaciones y transmitirle las nuestras facilita la adaptación.
• Llevar un juguete u objeto muy querido al jardín. A los más pequeños los hace sentir seguros y acompañados; en los más grandes favorece la integración con pares.
• Las despedidas deben ser claras, firmes, alegres y breves. Así transmitimos a nuestros hijos seguridad y confianza.
Poco a poco el jardín irá convirtiéndose en un lugar de pertenencia donde jugar, compartir, crecer y disfrutar. Démosle tiempo a nuestro hijo y tomémonos nosotros tiempo también, porque la adaptación es de toda la familia.
Alojar & Crianza
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